...Mi Bello ReXPor: Santiago Castro Pion
Según la famosa enciclopedia libre wikipedía; la belleza es una característica de un ente real, imaginario o ideal cuya percepción constituye una experiencia de placer, revelación de significado, o satisfacción.
Al caminar por el centro de la ciudad, desde niño sentí gran curiosidad por saber que pasaba dentro de aquella hermosa estructura de concreto la cual en su parte superior portaba un letrero rojizo que decía REX, sin saber ni siquiera que era, ya que era muy inocente, Lo veía imponente, majestuoso y lleno de misterios. Muchos años después me entere por mi padre que ahí quedaba el antiguo teatro porno donde presentaban películas para adultos de forma continua y Que algún día esperaría conocer cuando cruzara por su bella puerta republicana.
Cada vez que pasaba por el frente, me recordaba el barrio rojo de Ámsterdam, que tanto hablaba mi padre cuando se refería a sus viajes. El día llegó años después, con un ensayo periodístico de mi segundo semestre de universidad, tenía que escribir un reportaje sobre los nuevos días del teatro, que aparentemente nada tenían que ver con las salas de las otras épocas, y solo era una escusa para poder conocer ese dichoso lugar.
En mi visita al teatro REX traté de entrar desapercibido, buscando conocer el misterio que encierra este sitio de 81 años de antigüedad ubicado en la intersección de las calles Jesús y Líbano en el centro de Barranquilla, o lo que hoy llamamos calle 37 con carrera 45 esquina.
Sigilosamente, esperé en la puerta que alguien entrara para seguirlo, cinco minutos después, llegó un sujeto de aproximadamente 40 años, con apariencia humilde y usando una camisa blanca con un pantalón corto en mal estado. Cruzó rápidamente los dos telones rojos que daban inicio al asombroso mundo encerrado en esa vieja construcción. Estaba yo perplejo, con los colorados lienzos en mis manos, tratando de intentar ver algo en la oscuridad escalofriante, que combinada con el olor a humo de la marihuana y creolina, hacían que me temblaran hasta los huesos. Sólo escuchaba los murmullos de la gente y los gemidos provenientes de aquella película proyectada en la gran pantalla.
Con desconfianza, busqué un punto estratégico para sentarme, donde no hubiesen personas muy cerca, me senté en la tercera banca y empecé a inspeccionar un poco el lugar. Estaban ocupadas aproximadamente 100 sillas de las 700 que podían componer el teatro, todas las ubicaciones muy bien repartidas, para que sea difícil ver lo que hacen los otros.
A mi derecha estaba un señor de avanzada edad, acariciándose con su mano por dentro del pantalón y muy atento a lo que pasaba en la película, al fondo podía observar dos personas con extraños movimientos, pero por la poca visibilidad, no pude establecer sus sexos.
Salí rápidamente del tenebroso lugar, mirando para todos lados para asegurarme que nadie se me acercara, con la ilusión de poder llegar en un abrir y cerrar de ojos a la tranquilidad y seguridad de mi casa. Estaba finalizando la tarde y empezaba a cambiar el panorama, ya que en las afueras de estos lugares, cuando el sol se esconde, y la luna se muestra en el oscuro cielo, las calles se convierten en zonas rojas y los bordillos en camas de indigentes.
Al poco tiempo de mi inesperada visita a ese lugar, la prensa publico el cerramiento del sitio por quiebra y fue remplazado por el cine royal, el cual queda en la misma calle y presta el mismo servicio a sus fieles clientes que asisten religiosamente al cine rotativo y que han logrado hasta que les repitan las películas.
Su clausura fue una noticia, como cualquier encuesta política, que pasado un día nadie recuerda. No causo controversia y a nadie le importo, el secreto de esa hermosa estructura fue cerrado como las paginas de un libro que mas nunca nadie va a leer, toda la magia y misterio que durante años se cosecho en aquel viejo cine, que durante décadas estuvo abierto a el publico barranquillero, el día de hoy se encuentra en absoluto abandono. Un exitoso puesto de fritos en su terraza, que se llena de moto taxistas hambrientos y un indigente que aprovecha la sombra para tomar una siesta entre cartones y sacos viejos, son los únicos acompañantes de este solitario y acabado lugar, que marco en mi una experiencia de placer y una gran revelación de significado, que podría ser un claro ejemplo de un tipo muy raro de belleza, ante un teatro visto durante años como antitéticos y pecaminoso, que hizo parte durante años a mi sociedad barranquillera, y que me permio visitarlo y vivir una gran experiencia inolvidable... Mi bello ReX
Tu intención fue buena, pero creo que te faltó un poco más de documentación. En realidad, el Rex fue de cine para adultos en su última etapa que, por supuesto, duró varios años, y por eso tu papá a lo mejor no recuerda ese detalle. No obstante, debo resaltar tu buena recreación del momento que viviste. Tienes 4,3
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