jueves, 6 de mayo de 2010

En la belleza del arte

Por Hernán Diazgranados


Algunas veces me pregunto que sería de nuestro mundo sin las artes, cómo viviríamos sin ellas, me pregunto si nos expresaríamos igual, si hablaríamos igual, o incluso si hasta nos relacionaríamos igual a cómo lo hacemos hoy. No hay duda que las siete bellas artes de la humanidad (música, danza, literatura, pintura, escultura, teatro y cinematografía) han moldeado nuestra forma de ser, nuestra forma de ver el mundo, y nuestra forma de interactuar el uno con el otro.


Estas siete artes están constantemente inmiscuidas en cada aspecto de nuestras vidas, donde vayamos encontraremos algo de ellas, ya sea una réplica de la Mona Lisa, o una popular canción sonando en la radio, un poema escrito a mano, o la película familiar de fin de semana; lo cierto es que sin darnos cuenta, hemos hecho que toda nuestra vida gire en cierto modo alrededor de estas siete representaciones artísticas de la naturaleza humana, tal vez si intención. Es por ello que siento la obligación moral de resaltar la importancia y la belleza de estos 7 sujetos en cada una de nuestras vidas y en cada rincón de nuestra existencia.


Sin duda la música es el arte con el que más nos identificamos, con el que nos compenetramos cuando estamos tristes, y que cuando escuchamos cierta canción nos hace rodar una lágrima por nuestra mejilla, es la música la que nos hace parar de la silla y querer ir a bailar a una discoteca, la que eriza nuestro cuerpo al escuchar su melodía, es ella la que enamora e hipnotiza al entrar por nuestros oídos y fijar su armonía en nuestra memoria; cómo dice Daniel Lozada, músico de la ciudad, “la música es la banda sonora de nuestras vidas, y sin ella nada tendría sentido”, es por ellos que nos hace vibrar y sentir su presencia así no la podamos ver, oler o tocar, sino que simplemente a través del sentido de la escucha nos hace feliz durante los minutos que está viva, es decir, durante el tiempo que escuchamos una canción.


Sin embargo la danza no se queda atrás, familiar bastante cercano a la música. Podríamos denominar a este segundo arte como el cuerpo de ese corazón llamado música sin el cual no podría vivir ni moverse, la danza es la representación más pura de nuestra expresión corporal, por medio de ella nos podemos desahogar, ser nosotros mismos, podemos explorar nuestro cuerpo y conocerlo en todo su esplendor. Éste es un ejercicio divino que se hace con gozo y alegría; mover los pies, las caderas, los brazos, el torso y la cabeza, al son de la música y al vibrar de las ondas sonoras, en los tempos de la melodía, nos permite experimentar nuevos movimientos y desarrollar nuestra creatividad corporal.


La música y la danza se alían y se fusionan la una con la otra, para crear un híbrido artístico que eleva las emociones y el pensamiento humano a su máximo esplendor, y esto tal vez es algo que para aquellos que no les gusta bailar o no lo han hecho jamás en su vida, no tendrá sentido, pero para nosotros los que sí disfrutamos movernos al ritmo de la música, ese momento de estremecimiento lo es todo.


Wendy Padilla, integrante del grupo folclórico de la Universidad del Norte comenta que “el baile se ha vuelto un aspecto importante en mi vida, es y siempre ha sido esa forma de expresarme sin miedo a que me juzguen”, y es por ello que ella, al igual que más de 500 estudiantes de la institución, dedican parte de su tiempo al baile en diferentes grupos de danza.


Al igual que las dos anteriores, la literatura y la pintura son medios de expresión del hombre, tal vez son unas de las artes más antiguas y más sofisticadas que existen. Ambas necesitan de herramientas tan elementales como un lápiz o un pincel, herramientas que literalmente nos han ayudado a dejar huellas a lo largo de la historia a través de los trazos de sus marchantes puntas, a escribir nuestros hechos y a retratar los rostros de la humanidad con tanta precisión, que merecen ser tildadas de bellas y mágicas.


La literatura y la pintura han ayudado a este hermoso país injustamente juzgado, a mejorar su imagen internacionalmente, a darnos un motivo más para estar orgullosos de ser colombianos, a acompañarnos para no tener cien años de soledad, a sonreír al ver “pinturas gordas”, y a aplaudir porque el Nóbel de literatura es colombiano.


Es curioso detenernos a observar las formas de las cosas, las formas que nos rodean, el diseño de su naturaleza, detallar cada una de las estructuras a nuestro alrededor, de qué están hechas, cómo se hicieron, cuanto tardó en hacerse, y con que fin. Es aquí donde se encuentran las artes hermanas, la arquitectura y la escultura, para deleitar nuestros ojos con sus espectaculares formas, detalles y creaciones. Tal ve éstas sean las artes que más nos invitan a crear, imaginar, diseñar e inventar, es más, son éstas las artes que nos han definido el término de belleza durante siglos, y de las que se han desprendido todos nuestros avances tecnológicos en ingeniería civil, que nos ha permitido comunicarnos los unos con los otros, y conocer nuevas culturas.


Son las 3 de la tarde, el sol alumbra con todas sus fuerzas, el pitar de los carros se siente hasta dentro de mi habitación, dentro de la cual miro y pienso quien la hizo, a quien se la hicieron, y que tanto les costó hacerla. Es cierto que las artes no sólo son bellas, sino que también son un misterio natural que nos encanta tratar de descifrar cada vez, y estas dos representaciones artísticas, las cuales podemos catalogar en una sola categoría, no se quedan atrás en la onda misteriosa e intrigante que representan en nuestras vidas al querer entenderlas, pero al no lograr dominarlas al cien por ciento.


El cine es el arte madre, el arte omnipotente que abarca todas las artes sin discriminar, el cine se alimenta de ellas para crear la forma de representación más joven que existe, junto al teatro utiliza y necesita de las otras artes para sobrevivir. El cine y el teatro son las artes del juego y de la imaginación, artes que nos permiten soñar, transportarnos a otro mundo, y ser otros. “La representación de la vida en las tablas, frente a un público desconocido cada día, es una experiencia inimaginable que solo se vive con el teatro, ni siquiera en la música” dice Sergio Sarmiento, profesor de arte dramático de Bellas Artes; representación que el cine ha absorbido para volverla suya y utilizarla como alimento vital de su existencia.


Éstas dos ultimas son mis artes preferidas, tal vez porque me permiten jugar a ser otro y a volar mi imaginación para tratar de hacerla realidad, es por esto que estas artes son bellas y hermosas, artes que hacen de nuestra vida algo especial. Junto a las otras destrezas, las 7 artes de la humanidad son una creación divina que han hecho del hombre lo que es hoy, un ser curioso e inteligente que ha desarrollado su intelecto a niveles altísimos, intelecto que se ve reflejado en cada uno de estos artistas que con su granito de arena, le han aportado a la cultura colombiana la posibilidad de crecer más y más, para que así estos oficios sean reconocidos y alguien más pueda decir, en la soledad de su cuarto, o en lo oscuro de un teatro: “Que bellas son las artes!”


1 comentario:

  1. Creo que debiste concentrarte en una de las artes, para que no te quedará tan gaseoso y panorámico el texto. Los personaje, creo, debieron ser aprovechados mejor. Tienes 3,5

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